Desde el año 2000 se celebra, cada último domingo de septiembre, el Día Mundial del Corazón. La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en todo el planeta, por lo que esta fecha resulta una pausa importante para concienciar acerca de la prevención y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.
La Federación Mundial del Corazón, a cargo de esta efeméride y con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas (UNESCO) ha posibilitado que, alrededor de esta fecha, surjan iniciativas que proliferen la reflexión en torno a una temática sumamente sensible. Aún más tras la pandemia del Covid-19 cuando muchas de las personas con enfermedades y/o riesgos cardiovasculares sentían temor -en este contexto- de asistir a sus consultas y revisiones sistemáticas.
De acuerdo con el "Informe sobre la salud en el mundo" del año 20034, en todas las regiones de la OMS, salvo en África, las defunciones por enfermedades no transmisibles superaron a las causadas por enfermedades transmisibles. Las ECV son las causantes del mayor porcentaje de la mortalidad por ENT y conllevan una elevada morbilidad y discapacidad.
Según la Fundación Española del Corazón hoy día más de 520 millones de personas viven con enfermedades cardiovasculares. Esta fecha, más allá de una celebración, es una oportunidad para informar e incidir en una educación sanitaria más completa. Aumentar la percepción del riesgo en la población y que a esta no le sean indiferentes la prevención y el control de las ECV, requiere labores constantes de educación y prevención en materia de salud cardiovascular.
Conocer los diversos factores de riesgo: colesterol, hipertensión, diabetes, obesidad, bienestar emocional, entre otros, la necesidad de cambios de estilos de vida y comprender cuánto puede contribuir en un paciente y su familia el apoyo psicológico profesional, son solo algunos pasos en el buen camino.
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