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Foto del escritorYanelys Hernández

Factores de riesgo cardiovascular

Según la Organización Mundial de la Salud cada año mueren más personas por enfermedades cardiovasculares (ECV) que por cualquier otra causa. A la probabilidad de sufrir una enfermedad del corazón dentro de un plazo de tiempo determinado, se le conoce como riesgo cardiovascular. Está condicionado por un grupo de factores de riesgos, modificables o no modificables, innatos o adquiridos, presentes en el propio individuo. En los factores de riesgos cardiovasculares modificables podemos intervenir, a diferencia de otros como pueden ser la edad, el sexo, los antecedentes familiares o la raza.


Los factores de riesgo también pueden segmentarse en principales o secundarios. La presión arterial es uno de los principales. Esta puede variar según el grado de actividad física y la edad, pero los valores normales del adulto sano en reposo no deben ser superiores a 140 de máxima ni 90 de mínima.



El aumento del colesterol constituye otra variable fundamental para tener en cuenta. Cuando la sangre contiene demasiadas lipoproteínas de baja densidad (LDL o «colesterol malo»), éstas comienzan a acumularse sobre las paredes de las arterias formando una placa. Cuando se acumula placa en las arterias coronarias que riegan el corazón, existe un mayor riesgo de sufrir un ataque.


La Asociación Americana del Corazón (AHA) calcula que el 65% de los pacientes que padecen diabetes mueren de algún tipo de enfermedad cardiovascular. En contraposición, el buen control de los niveles de glucosa (azúcar) en sangre puede reducir su riesgo cardiovascular.


Los cambios en los estilos de vida son una herramienta fundamental para la prevención y tratamiento, orientados a mejorar la calidad de vida e interviniendo en los factores de riesgos más fáciles de controlar. Hacer ejercicio físico quemará calorías ayudando a mantener un peso saludable, incluirlo en nuestra rutina diaria contrarrestará el sedentarismo. Asimismo, la OMS asegura que "las personas que no hacen actividad física suficiente tienen entre un 20% y un 30% más de probabilidades de morir prematuramente que aquellas que hacen actividad física suficiente. Por tanto, la inactividad física es un factor de riesgo clave para la aparición de las ECV, cáncer y diabetes".


Mantener el control del peso corporal evitando calorías negras como alimentos fritos y tempuras, y en el caso de grasas sanas como el aceite de oliva limitar las cantidades puede marcar la diferencia, ya que existe una relación inversa entre el peso y la hipertensión. La obesidad es uno de los factores de riesgo cardiovascular más importante y de síndrome metabólico. No se trata de evitar comidas, pues se ha demostrado que no ayuda a perder peso. Evite los alimentos con grasas saturadas, y acostumbre a mirar los etiquetados de los alimentos. No piense que porque un producto esté libre de colesterol no lleva grasas, ya que puede estar sustituida por otra incluso peor que el propio colesterol. Ingiera diariamente frutas, verduras, hortalizas; y disminuya el consumo de sal, alcohol y café.



De coincidir en una misma persona varios factores de riesgo, dicho riesgo se multiplica de forma exponencial y se hace imprescindible en estos casos tratar cada uno de los factores de riesgo presentes para que realmente el riesgo cardiovascular disminuya.


Cuando existe el síndrome metabólico se aumenta hasta en cinco veces la probabilidad de diabetes de tipo II, y en dos o tres veces el riesgo cardiovascular. Por ejemplo, los hipertensos con síndrome metabólico tienen un riesgo cardiovascular del doble de aquellos hipertensos que no lo tienen.


¿Pero qué es el síndrome metabólico? Se trata de una persona en la que coinciden al menos tres de estos cuatro factores: obesidad abdominal, trastorno de los lípidos en sangre, alteración del manejo de la glucosa (glucosa alta) y aumento de la presión arterial.


Asimismo, el estrés es considerado un factor de riesgo cardiovascular y a su vez puede convertirse en un potenciador de otros, ya que puede inducir al tabaquismo, alcoholismo, a comer más de lo regular, etc. Las situaciones de ansiedad y/o estrés aumentan la frecuencia cardíaca y la presión arterial, incrementando la necesidad de oxígeno del corazón. Los momentos de tensión podrían provocar la concentración de factores de coagulación en sangre, incrementando así el riesgo de que se forme un coágulo.

Estudios recientes sobre el impacto del consumo de alcohol en la salud cardiovascular evidencian riesgos de cardiopatía hipertensiva, miocardiopatía, fibrilación y aleteo auricular, así como accidentes cerebrovasculares.


El tabaquismo suele asociarse como causa del cáncer de pulmón, pero también aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular. Según la Agencia de Datos EPDATA en 2022 "el 22% de la población en España afirma fumar a diario, el 2% es fumador ocasional, mientras que el 25% se declara exfumador". Si se comparan estos datos con estadísticas de la OMS de años anteriores, se evidencia una disminución en el consumo del tabaco en territorio nacional.


La medición del riesgo cardiovascular facilita la toma de decisiones, sin que esto signifique una sustitución del juicio clínico. El concepto de enfoque global del riesgo cardiovascular permite obtener una reducción del riesgo a través de la actuación sinérgica sobre los distintos factores de riesgo y teniéndose en cuenta cada caso individual. El objetivo es reducir la probabilidad de presentar una enfermedad cardiovascular en el futuro y mejorar la calidad de vida.


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